Creo que este ha sido uno de los temas en los que he tratado de poner empeño, especialmente porque implica el recordarnos, a nosotros los pediatras, que el control del crecimiento y desarrollo es parte fundamental de la consulta con niños. No podemos dejar de insistir en esto porque la detección de las variaciones en el desarrollo deben ser sujeto de nuestra atención y dedicación como médicos de niños.
En algunos países se recomienda el tamizaje o screening para autismo a las 18 y 24 meses, en otros lugares ni siquiera hay una recomendación específica. El tema acá es recordar que la detección temprana implica intervención temprana y esto ya es un paso muy significativo que puede cambiar mucho el panorama general.
Los signos tempranos de los Trastornos del Espectro Autista se observan entre los 12 y los 24 meses, los signos muy tempranos son aquellos que se observan antes de los 12 meses. Estos signos muy tempranos son poco específicos y con dificultad nos pueden llevar a un diagnóstico concreto, pero si nos advierten que el desarrollo pueda extar experimentando un curso que no es el esperado para determinados rangos de edad.
Cuando me siento a construir la historia con los padres de mis pacientes, generalmente hay evidencias antes de los 12 meses. No en todos claro y algunas veces es difícil recordar hechos del pasado, aunque sea relativamente reciente.
Los signos muy tempranos hacen referencia a algunas cuestiones que son observables y que si se detectan podrían hacer que el pediatra recomiende algunas medidas básicas iniciales de apoyo:
- Contacto visual
- Miradas con intencionalidad compartida
- Respuesta al nombre
- Sonrisa social
- Balbuceo inicial de juego vocálico y de interacción
- Balbuceo reduplicativo de juego vocálido y de interacción
- Balbuceo canónico
- Gestos protodeclarativos y protoimperativos
- Sedestación de fase III (madura), con buenas reacciones de apoyo lateral
- Sostenerse de pie
- Inicios de la marcha
- Pinza distal
- Patrones de sueño
- Selectividad a alimentos, aunque suele ser más tardío
Difícilmente podríamos decir que el niño está dentro del TEA con estas evidencias si se observan variaciones de lo esperado, atipicidades o claras anormalidades, pero si podemos decidirnos a tomar medidas de apoyo general entre las cuales «esperar sin hacer nada» no es, en absoluto, válida.
Para lograrlo podemos recurrir a cuestiones básicas como la entrevista, preguntar en las visitas recomendadas durante el primer año de vida (final del período neonatal, 2, 4, 6, 9 y 12 meses) sobre aspectos relevantes del desarrollo y observar en el consultorio durante la visita, también podemos recurrir a algunas herramientas como ASQ-III, el test de Denver (aunque tiene algunas observaciones que hacerse, pero al menos se dispone y estamos familiarizados con esto) o algún screening de diseño propio basado en lo que se espera a cada edad entre el nacimiento y los 12 meses.
