En la mayoría de los niños en quienes detectamos altas habilidades intelectuales en el consultorio, algunas veces sus padres y por lo general sus maestros no lo sospechaban.
Generalmente nuestros casos de altas habilidades intelectuales son detectados en evaluaciones de niños referidos por TDAH o sospecha de TDAH.
Esto, obviamente, no constituye una comorbilidad sino una ventaja y desventaja a la vez dentro de su cuadro de DOBLE EXCEPCIONALIDAD.
¿Por qué ventaja?
Porque mejora su pronóstico académico en varios aspectos, esto en tanto puedan aprovecharse los recursos de razonamiento y memoria, capacidad de síntesis y análisis, así como de resolución de problemas.
¿Por qué desventaja?
Porque hace más manifiesta su curiosidad, su dificultad de permanecer en una misma tarea por largo tiempo, especialmente si esa tarea no queda incluida dentro del repertorio de sus intereses.
Les puede hacer más dispersos.
Más fácilmente pueden distraerse, incluso una palabra que el docente diga puede hacer que en ellos se evoquen una serie de recuerdos y se manifiesten inquietudes que resulten difíciles de canalizar dentro del esquema de clase que se tenga preparado.
En estos chicos la atención se ha centrado en sus dificultades, en los aspectos disruptivos y luego resulta difícil aceptar que detrás de todo aquello emerge una persona con habilidades intelectuales con resultados de pruebas de CI por arriba de 120-125 puntos.
Pero hay otro grupo que puede tener resultados no tan altos en una prueba de CI, pero si mostrar en otro conjunto de pruebas resultados altos, este es el caso de los chicos con dificultades vinculadas al TDAH quienes pueden puntear bajo en velocidad de procesamiento y en el índice de memoria de trabajo.
La clave de su detección radica en tres puntos:
a) La historia bien tomada
b) La interacción detenida con el chico que es evaluado
c) La selección apropiada de pruebas acordes al paciente y no por protocolo.
Imangen de Geralt en Pixabay
