Existen momentos cruciales en el desarrollo en los cuales el sistema nervioso, especialmente el encéfalo (todo lo contenido dentro del cráneo) experimenta una maravillosa y sorprendente transformación.
En la tercera semana después de la concepción se forma la placa neural a partir del ectodermo dorsal, su plegamiento posterior dará origen al tubo neural y este al sistema nervioso central. Poco a poco se van generando las células del sistema nervioso diferenciándose, proliferando y por complejos mecanismos migrando para disponerse en la región y en la capa específica que a cada una corresponde, con una perfección micrométrica demasiado precisa.
Para el tercer trimestre del embarazo el aporte de nutrientes permite la maduración del sistema nervioso y prepara para la vida extrauterina en la que le esperan diversidad de experiencias sensoriales y aprendizajes.
Llega el nacimiento y por los próximos cinco años ocurren logros y aprendizajes trascendentales incomparables con el resto de la vida. El sistema nervioso experimenta transformaciones especiales a través de la formación de conexiones neuronales, eliminación de otras e incluso muerte celular programada (apoptosis) de algunas neuronas. Una poda con sentido práctico: ahorro de recursos y establecimiento de redes neuronales funcionales.

Los primeros 5-6 años (incluyendo los 9 meses de gestación) son denominados, en conjunto, la etapa inicial del desarrollo. La importancia de esta etapa cada vez nos resulta más clara y poco a poco nos percatamos que es determinante para el resto de la vida. El niño no puede esperar, su momento es hoy, como bien dijo Gabriela Mistral. Ahora es el momento.