Frecuentemente escuchamos la expresión «dedicar tiempo de calidad a los hijos». Valoramos el concepto «calidad» desde la perspectiva de los padres, pero el significado que el término pueda tener para los niños a lo mejor no es el mismo, probablemente sea completamente diferente.

Valdría la pena preguntarle a nuestros hijos (pequeños) sobre su concepto de «calidad».
Veamos un ejemplo.
Supongamos que llega un padre con su pequeño hijo. En una mano lleva un inmenso camión de plástico, de esos que venden en los mercados y que probablemente al otro día tendrán las llantas torcidas o la carrocería desarmada. Muy barato.
En la otra mano lleva un carrito pequeño, de colección, con etiqueta de garantía del fabricante original, muy caro.
¿Cuál seleccionará el niño?
Con mucha probabilidad el grandote de plástico.
Calidad para ellos es mucho, muy grande…
¡Yo quiero la mitad más grande! -pueden decir. Sin entender que la mitad es el 50% exacto.
«Siempre hay una mitad más grande» -me dijo un niño cuando intenté explicarle esto.
Pues tiempo de calidad es mucho tiempo. Todo el tiempo que sea posible.
Muy buen punto de vista estoy de acuerdo con este comentario