NO QUIERE LEER (8 de octubre, día mundial de la dislexia)
Una queja muy común entre padres y maestros, ¡no quiere leer!
¿Por qué muchos de los estudiantes no quieren leer? No hay una sola explicación, son varias las posibilidades. Veamos.
1. La prisa que tienen algunos centros escolares porque sus estudiantes de preescolar aprendan a leer provoca que el proceso sea forzado y no discurra de manera pausada y respetando los ritmos individuales. Desde el inicio la lectura se convierte para algunos en un momento tenso. El colegio podra lucirse con decir que «sus alumnos aprenden a leer tan pronto como tal grado», pero el daño que han dejado puede que, en algunos casos, sea irreparable. La propaganda mercantilista del centro escolar, sencillamente refleja que en el campo de batalla han dejado a muchos heridos.
2. Otra razón es porque no se les propone estrategias de lectura adecuadas. Es cierto que hay obras literarias que forman parte del currículo de los distintos grados de la escuela y también son parte de una cultura general mínima, pero también es cierto que esas obras no resultan atractivas para los estudiantes si no se presentan adecuadamente.Recuerdo aún la ODISEA, que leímos en sexto de primaria. Y recuerdo el método del profesor porque logró envolverme y también a mis compañeros. Alejandro Alvarado era nuestro profesor de Idioma español y la Odisea no la leímos, la vivimos, la dibujamos, la comentamos, ninguno de nosotros leyó un sólo párrafo, él los leyó todos.
3. Otros no leen porque las propuestas no tienen sentido para ellos o no son significativas para ellos, no forman parte de su proyecto personal (aunque ese proyecto no esté bien trazado). Proponer temáticas dentro del interés del estudiante puede ser más fructífero. Me encantaba ver a los chicos de FAMORE entrar a la biblioteca y escoger el libro que mejor les parecía. Luego sentados bajo un árbol, tirados en la hierba o en cualquier lugar, pasaban las páginas y parecían inmersos en el material que habían seleccionado.
4. Porque algunas veces se comete un grave error: imponer una lectura como castigo. El mensaje que se transmite hiere de muerte al interés por la lectura. A esto se suma el «lectura obligatoria», en mi caso basta que me digan que un material es de «lectura obligatoria» para que el ánimo se me desinfle.
5. Y otra posibilidad que no podemos dejar de considerar: no quiere leer porque no puede leer.
Muchas negativas de los estudiantes no son rebeldías, sino una señal de alarma que nos indica que aquella actitud puede revelar un pedido de auxilio.
Bien, pues sea lo que sea, parece que no hay solución para algunos que no quieren leer. Entonces, sencillo, léeles. Y, como dice Montse CG, «que te vea leer».

Hola, le escribo desde Nicaragua, tengo un nieto de 10 años que fue diagnosticado con dispraxia y aún no ha aprendido a leer bien, reconoce algunos grafemas con sus sonidos, pero tiene mucha dificultad. Necesitamos que venga a Nicaragua doctor Orellana, aquí no contamos con especialistas con la experiencia en esta área, coordine una visita con Gerda Magda Gómez.