SI QUIERES COMPRENDER A TU HIJO AUTISTA, PRIMERO MÍRATE A TÍ MISMO.

UN TEORÍA PARA EL 2 DE ABRIL.SI QUIERES ENTENDER A TU HIJO AUTISTA, MÍRATE A TÍ MISMO.
Día de la concienciación mundial sobre el autismo.

La pandemia ha tenido sus efectos positivos en muchas cosas.
Conversaba con un amigo infectólogo pediatra respecto de este tema y me comentó sobre la drástica caída de la incidencia de enfermedades infectocontagiosas como consecuencia del lavado de manos y uso de mascarilla, además del distanciamiento físico.
También nos ha hecho aprender a apreciar la vida y las cosas pequeñas. Sentirnos supervivientes es beneficioso porque provoca una actitud de permanente agradecimiento.
Nos hemos tornado creativos porque necesitamos salir adelante en otras condiciones laborales, económicas, sociales, etc.
Además las bajada obligada de revoluciones nos ha permitido ver las cosas con pausa, con la cámara lenta y así hemos descubierto detalles que pasaban desapercibidos o a los que nbo les prestábamos suficiente atención o importancia. A esos detalles me quiero referir, especialmente después de haber conversado con dos amigas de ideas geniales: Maribel Ramos y Tea Vallarta.


ENTENDER A NUESTROS HIJOS DENTRO DEL ESPECTRO AUTISTA
Todos nos entendemos mejor en nuestro contexto. Al final de cuentas mucha de nuestra conducta, de nuestra forma de ser, de pensar y de concebir la vida, deriva de la influencia de nuestro contexto. El contexto más próximo es la familia.
Mi hijo mayor suele tener un frase con la que me derrota en cualquier discusión: «soy igual a ti».

Nuestros hijos heredan de nosotros el 50% de su ADN nuclear, soy específico porque el ADN mitocondrial es, fundamentalmente, materno. Bien, pues de su genética nuclear tenemos que ver ambos padres. A lo largo de su vida han visto nuestras reacciones, formas de abordar situaciones, conductas, una serie de patrones que de una forma u otra han ido asimilando a su repertorio de conductas. Aunque son muy ellos, individuales, únicos, irrepetibles y exclusivos en el universo, puede que hasta la forma de ponerse de pie sea la misma que la nuestra. «De tal palo, tal astilla», dice el dicho popular con muchísima razón, no toda la razón, claro está.

Nuestros hijos dentro del espectro autista, en el caso nuestro es 1 de 3, no escapan a esto. Tienen muchos rasgos conductuales que son propios del contexto familiar, de su herencia y de otros aspectos relacionados con la proximidad que produce la convivencia. Imitan y nosotros también imitamos, al final de cuentas la imitación es una de las principales formas de aprendizaje a las que recurre el ser humano.

Pero, hay algo más. Mucho o, al menos, buena parte de su conducta autista también la podemos observar en nosotros los padres o en sus hermanos. Acá surgen dos cuestiones:

a) La hipótesis que en un momento me compartió Elena (Ma Fer Digu) y que es la de la imitación como consecuencia de la convivencia cotidiana. Un planteamiento claro, como todas las ideas de mi amiga, y que lo vemos real en la experiencia cotidiana.

b) La otra hipótesis es porque algo del autismo hay también en nosotros. El autismo de nuestros hijos, en muchos casos, no surgió de la nada. No son raros los casos de padres que se percatan del diagnóstico propio o de patrones de conducta similares, cuando se formula el diagnóstico en sus hijos. No es imitación, son, en muchos casos, rasgos propios, presentes en alguno o ambos padres, en alguno o en todos sus hermanos.

PREGÚNTALE A UN AUTISTA
Hace unos días leía la respuesta que le dio una persona al comentario de otra en Facebook: «si quieres entender a tu hijo autista, pregúntale a una persona autista».

Es verdad. Podemos ver y entender el autismo a partir de las personas que lo viven en sí mismas. Muchas explicaciones y claves obtenemos a partir de ello. Necesitamos oírles, necesitamos leerles y conocer su experiencia de vida como fuente valiosísima e imprescindible de referencia.

Pero, si bien son excelente fuente de información, proceden de otro contexto y tienen otras circunstancias, no tienen el mismo entorno, ni la misma herencia de nuestros hijos dentro del espectro autista. Además ellos viven su autismo dentro de la amplísima diversidad que podemos observar. Hay rasgos comunes, claro, pero aparte de esos rasgos comunes aparece la basta diferencia que radica en el hecho de ser personas diferentes. Mi autismo puede no ser igual a tu autismo, de hecho no lo es del todo, salvo algunas cuestiones comunes, el resto es diferente. «Cada uno es cada uno, y cada uno tiene sus cadaunadas» es una frase de Miguel de Unamuno.

«Yo soy y mi circunstancia…» afirmaba el filósofo José Ortega y Gasset.

Hoy nos toca discernir entre quien lo es, quien parece que lo es y quien definitivamente no lo es. Una precaución necesaria de tomar ante las muchas voces que se levantan distorsionando la realidad y presentándonos una imagen que, en definitiva, puede no corresponder o, de hecho, no corresponde al autismo.

Pienso que pare entender a nuestros hijos dentro del espectro autista, hay que vernos a nosotros mismos, ver a sus hermanos y muchas respuestas obtendremos, valiosas respuestas. Un tiempo de quietud y de contemplación nos permitirán ver que nuestros hijos dentro del espectro autista nos podrían dar la misma respuesta que me da mi hijo mayor: «soy igual a ti».

La primera fuente de explicación sobre el autismo y la conducta de nuestros hijos está en casa, vale la pena ir a buscarla. Ya enriqueceremos la información con datos procedentes de otras, pero fijarnos primero en otras fuentes no creo que sea el primero de los pasos.

Imagen de Pixabay.

Niño, Papá, Hija, Familia, Padre, Mujeres, Niña

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