En cierto modo, no es tan pronto. Llevamos un año con dos o tres meses desde que esto inició, aunque no es la primera epidemia de Coronavirus en el siglo XXI, hubo dos previas que permitieron investigar, reunir información y experiencia.
La investigación en Coronavirus no inició en diciembre del 2019 o enero del 2020, muchos científicos están en ello desde el SARS en el 2002, que mostró una tasa de mortalidad que rondaba el 9% y afectó a personas de 30 países distintos. De hecho hay datos sobre coronavirus previos al 2002. Los científicos ya tenían conocimientos adelantados en este tema.
¿Por qué tenemos tan pronto las vacunas para prevenir la COVID-19?
Esta es una pregunta que muchas personas se hacen y que algunos utilizan como argumento para decidir no vacunarse. Las respuestas son diversas:
1. No todos los proyectos de investigación en vacunas partieron de cero. Había un corpus tremendo de conocimiento que permitió construir sobre ello el diseño de estas vacunas.Esto aplica, principalmente, a las vacunas que utilizan vectores.
2. Se logró reunir, en corto tiempo, el número necesario de voluntarios para los ensayos I, II y III de la fase clínica. Una respuesta solidaria de muchos seres humanos que se presentaron para recibir las vacunas que estaban siendo ensayadas y así beneficiar al resto de nuestra especie. Ellos han decidido servir a los otros, apoyar la investigación asumiendo riesgos y lo hicieron masivamente.
3. Hubo flujo importante de fondos para la investigación. Los investigadores se topan, demasiado frecuente, con la carencia de recursos como el principal limitante para investigar. No fue del todo así en este caso. La pandemia afectó y sigue afectando la economía mundial, con un impacto que no hemos logrado alcanzar a medir pero que implica pérdida de fuerza laboral, pérdida de días laborales, pérdida de oportunidades de negocios, quiebra de empresas y muchas otras cosas más.
4. La ciencia ha avanzado tanto y hay mucho aporte de tecnología con la que no se contaba antes. Esto tanto para investigar como para producir masivamente una vacuna.
Para quienes lo utilizan como argumento para no vacunarse las respuestas son sencillas, aunque difícilmente cambiarán de opinión:
– La ciencia ha avanzado y hay mucha tecnología disponible para investigación y producción de la vacuna
– Tenemos muchos seres humanos dedicados plenamente a la investigación
– Había un armazón de información y tecnología científica sobre la que se pudo construir la investigación sobre esta necesidad apremiante
– La inmunología y la virología son ciencias con progresos impresionantes
– Hubo muchos voluntarios para las distintas fases de los ensayos clínicos y se reunieron en corto tiempo
– Los fondos para investigación fluyeron con más facilidad.
Y cuando más de alguno quiso saltarse pasos, inmediatamente el mundo científico y la OMS, advirtieron de ello para enderezar el camino y hacer ver que se tenían que cumplir las fases de investigación (preclínicas y clínicas)
Claro, como todo producto utilizado en tratamiento o prevención, la fase IV de la investigación sigue siendo un tiempo de observación en el que pueden aparecer efectos no conocidos. Sin embargo, hay algo muy necesario de decir: DEL ARSENAL TERAPÉUTICO Y PROFILÁCTICO MÉDICO, NADA MÁS MONITORIZADO QUE LAS VACUNAS.
¿Asumimos el riesgo?
Por mi parte si. El tema que no debemos perder de vista ante la posibilidad de no lograr que un buen porcentaje de población se inmunice, es que no lograremos detener a este coronavirus y la única esperanza que nos queda es que se regule a sí mismo de manera espontánea. Ante eso, vale la pena decir que ha habido más de un centenar de mutaciones del SARS-CoV-2, ahora ha aparecido una más contagiosa, nadie puede asegurar que no aparezca otra más mortal. Cuando más tiempo permanezcamos no inmunizados, más tiempo estaremos dando a la posibilidad de una mutación de mayor riesgo.
¡Dios nos bendiga a todos y nos de sabiduría!

1 Comment