En el primer año de vida reconoce los sonidos propios de su idioma y elementos prosódicos del mismo.
Descifra el significado de gestos como comunicación y en el último trimestre de ese año comienza a imitarlos con efectividad, aunque ya imita algunos desde antes.
Aprende el respeto de turnos de comunicación y afianza el uso de la mirada como herramienta de interacción.
Entre los 12 y los 24 meses incrementa a pasos acelerados su vocabulario receptivo y poco a poco el expresivo, de los 18 meses en adelante el vocabulario expresivo se multiplica preparándole para que entre los 24 y 30 meses combine palabras y comience a construir frases sencillas.
Entre los 3-4 años, casi hacia los 4, un adulto comprenderá más del 90% de lo que el niño dice y para los 5 habrá adquirido dominio de su idioma.
En el siguiente año establecerá las bases que le permitirán dar un salto PLÁSTICAMENTE SORPRENDENTE: comenzar a aprender a leer y a escribir. Si lograse conservar ese ritmo, para estas alturas de mi vida estaría hablando y escribiendo, entre 7 y 8 idiomas… Unos pocos lo logran, dichosos.
Foto de Bessi en Pixabay.
