
PROBABLE SEGUNDA OLA DE COVID-19. Lamentablemente es un hecho que era hipotético hasta hace unas semanas, pero al ver el desorden de las desescaladas y la falta de apego de la población a la normativa de seguridad, esta segunda ola está ocurriendo ya en algunos lugares de Europa y ocurrirá, lamentablemente, en otros.
PROBLEMAS POR NO CUIDAR LO ERGONÓMICO. Un amigo, con mucha razón, me ha insistido en este tema. Muchos estamos trabajando en casa, con apoyos ergonómicos no adecuados, posturas terribles.
Una mala posición de la cabeza, por poner un ejemplo, a la hora de trabajar puede aumentar considerablemente el peso del cráneo, esto provoca mayor demanda sobre la columna cervical provocando diversidad de manifestaciones: dolor por espasmos, cefalea, entre otros.
Valdría la pena evaluar cuantos casos de síndrome de tunel del carpo tendremos al final de esta cuarentena.
PROBLEMAS DE SALUD POR EL ENTORNO LABORAL. El home-office ha resultado ser terrible. Nos lanzamos a esa actividad sin estar preparados para ello y sin regulaciones específicas. No aplican del todo las normativas laborales, es un entorno «virtual» que no creo esté regulado en los códigos de trabajo, a lo mejor algunas notas o ideas, pero no una regulación concreta.Horarios extendidos que limitan el tiempo de descanso, de sueño, de comida…
TRASTORNOS DEL SUEÑO. Ya son evidentes, se ha alterado nuestro ciclo sueño-vigilia. Estamos durmiendo menos que antes o puede que más pero en horarios inapropiados.Se ha retardado la fase de sueño, muchas personas comentan sobre la frecuencia de pesadillas.Además buena parte de la población aumentó de peso y podría esperarse cuadros de apnea obstructiva.Asociamos también la ansiedad generada por la misma situación y por la crisis individual o familiar secundaria a la disminución de ingreso de recursos económicos.
SOBREPESO Y OBESIDAD al haber disminuido la actividad física. Esto trae consigo una serie más de problemas: síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus y resistencia a la insulina, por ejemplo.
ANSIEDAD Y DEPRESIÓN. El aislamiento, el miedo de enfermedad y morir, la crisis económica y otros factores son disparadores potentes para este tipo de cuadros.
AUMENTO DE CASOS DE VIOLENCIA DOMÉSTICA. Se reportaron a las pocas semanas de iniciada la cuarentena en muchos lugares. Algunos servicios de apoyo se activaron para fomentar la denuncia. Si se prolonga la cuarentena, el riesgo persiste.
Entre otros.
Ahora bien, podemos hacer muchos cambios aún para que lo que venga sea mucha, abundante bendición.
COMENCEMOS, SIEMPRE ES BUEN TIEMPO PARA INICIAR.
1. Establecer rutinas. Dar estructura a nuestro día.
2. Horarios claros. Trabajamos en casa pero en horario laboral y no dejar trabajo para fuera de este horario en la medida de lo posible. Espacios apropiados para trabajar.
3. Establecer un régimen de ejercicio físico, no se necesitan grandes espacios, solamente la determinación de hacerlo por nuetros bienestar.
4. Tomar suficiente agua.
5. Interactuar con amigos por teléfono, videollamadas o redes sociales. Evitar aislarnos.
6. Cuidar nuestra dieta. Es cierto que las posibilidades económicas para muchos ya no son las mismas, pero dentro de lo posible demos preferencia a productos frescos, de temporada, disponibles en el mercado local.
7. Respetar el horario de sueño.
8. Tener momentos de ocio e incluso momentos de no hacer absolutamente nada.
9. Informarnos pero sin caer en la infodemia destructiva.
10. Abrir espacio a la esperanza. Con precaución pero sin miedo desproporcionado que paraliza, destruye y roba nuestros recursos emocionales.
11. Fortalecer nuestros vínculos religiosos. Si no eres creyente en ninguna religión, puedes disponer de momentos de meditación.
¡Luchemos por salir de esta!