EL BURN-OUT EN TIEMPOS DE COVID.

Esta pandemia confirmará la vocación de muchos trabajadores de la salud, pero ahuyentará a otros. Al final tendremos muchas bajas, poco personal para atender las demandas a ese sector. También quedarán caminando por los pasillos de los hospitales y consultorios muchos profesionales y miembros de los equipos de apoyo quemadas, fundidas después de este ejercicio demandante de servicio y atención, caminando todo el día por el filo de la navaja.
Parafraseando un poco a Gabo, decidí titular este artículo siguiendo a «El amor en los tiempos de cólera».

¿POR QUÉ?
Porque esta pandemia del COVID-19 ha dejado al desnudo muchas cosas:
1. Los gobiernos no tienen como prioridad al trabajador de la salud.
2. El interés en protegerles de un agente infeccioso peligroso fue mínimo, casi nada o nulo. En muchos países aparecen las quejas de faltas de insumos y equipos de protección personal (EPP), las jornadas laborales prolongadas, la sobredemanda de trabajo y la exigencia de continuar trabajando a pesar de estar en condiciones de gestionar una baja temporal.
3. Ha quedado en evidencia que las profesiones que giran en torno a los cuidados de la salud son, en todo momento, de alto riesgo. Te la juegas todo el tiempo.

EL SILENCIO DE LOS INOCENTES
Aunque algunas voces se han levantado, a momentos de manera aislada y en otros en grupos pero sin lograr trascender el umbral del despacho de los ministros o jefes de estado. Y si el clamor les llega demuestran la habilidad para hacerse los desentendidos.
El silencio de los inocentes. Le queda bien el título porque el COVID-19 es un asesino en serio, lamentablemente tiene de cómplice a gobernantes, ministros, directores…

LLEVANDO ESTA «M» A CASA
Así me lo dijo una colega europea. Al salir del hospital, después de jornadas demandantes, agotadoras, interminables, con riesgo de contagio desde el primer momento, te vas a casa con la sensación de llevarte esa «M» a donde están tus seres queridos. Entonces descubres que tu vocación no solo te expone a ti, expone también a los tuyos.

A pesar de eso y de todo el sacrificio, no dejan de existir los desalmados y malagradecidos que le piden a profesionales de la salud que se alejen de sus edificios, de sus condominios, de sus apartamentos.
Profesionales de la salud han sido agredidos en las calles.

Y a pesar de todo, de todo, de todo: el sueldo sigue siendo igual de miserable que lo era antes que toda esta sobreexigencia comenzara.

¡Vocación! Es el grito que se levanta. ¡El juramento! El cliché que cansa. Si, vocación y juramento, pero no significan lo que algunos quieren entender. Significa dedicación, abnegación, sacrificio pero preservando tu vida, preservando tu integridad, para salvar otras vidas la primera que debes salvar es la propia. Y a pesar de eso, el número de bajas (verdaderos mártires) se cuentan ya por montones alrededor del mundo. Se ha llegado al extremo de la expresión del amor por los demás: la entrega de la propia vida.

QUEMADOS EN LA PANDEMIA Y DESPUÉS DE LA PANDEMIA
– Los miembros del personal de salud que han enfrentado a un enemigo desconocido. Con la incertidumbre y el desgaste que provoca combatir a un ser invisible del que poco se sabe.

– Las jornadas laborales discurren en un entorno de temor a infectarse y necesidad de extremar medidas de seguridad. Entornos de trabajo potencialmente inseguros.

– La demanda de trabajo se multiplicó y ocurre en un ambiente de incertidumbre.

– Muchos miembros del personal de salud han sido obligados a continuar laborando a pesar de estar enfermos.

– Se ha demostrado menor tiempo de sueño, alimentación irregular y ausencia de momentos de descanso durante la jornada laboral. En China se demostró que un tercio de los médicos involucrados en atención a pacientes infectados por COVID-19 presentaron trastornos del sueño (Zhang C et al, 2020)

– No hay tiempo para reuniones de equipo y exteriorización de los sentimientos, experiencias personales (nada de defusing y tampoco debriefing). Nada de muestras de afecto entre compañeros de trabajo, nada de gestos de consuelo, ni palmaditas en los hombros, ni abrazos, ni nada, de nada. Cada quien tragándose solito su dolor y su preocupación.

EL PERSONAL DE SALUD MERECE SER ATENDIDO
Con proveer de los insumos necesarios y equipo de seguridad personal, ya se avanza mucho en esta materia. Organizar las jornadas laborales, disponer del personal en número apropiado y contratar más cuando la demanda supere lo programado. Atender médica y psicológicamente a todos los elementos de personal implicados directa e indirectamente con pacientes infectados por COVID-19.
¡No abandonarlos a su suerte, jamás! Ni por las autoridades, ni por la sociedad en general.


Fotografía tomada de Internet.

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