Es cierto,
ya no hay poetas,
murieron los que quedaban
o se quebraron…
Escribe en tono melancólico la poetisa Isabel de los Ángeles Ruano. ¡Los poetas no se tienen que acabar nunca! Los poetas soplan fuerte con aliento de vida, llenan de brillos las sombras oscuras, rompen elsilencio desgarrador con versos que curan el alma.
Y el verbo se fugó de los santuarios cerrados,
sin un altar…
Trataron que la poesía fuera el ardid de los demagogos,
el pasaporte para subir peldaños de prestigio
o la voz de los blasfemos,
pero el verbo no se prestó a esos juegos.
No, no se prestó el verbo, Isabel de los Ángeles. No se prestó y nunca se prestará. El verdadero poeta escribe porque quiere, escribe porque le brota, escribe porque así palpita su corazón. Los versos no se compran, los versos nacen de las entrañas, ven la luz del día en el medio de la noche y brillan, iluminan.
¡Viven los poetas, Isabel de los Ángeles! ¡Viven, pero el mundo acelerado no quiere escuchar! ¡Viven y gritan por las calles sus palabras de libertad a un mundo que se deleita en ser esclavo!
