
Entré al hermoso consultorio ubicado en un centro comercial de Monterrey. ¡Soñado! Una sala de espera espectacular, como de un moderno hotel montando con excelente gusto. El pasillo con las oficinas de los médicos a cada lado, mis ojos intentaban verlo todo… Subimos al segundo nivel por una escalinata finamente y sobriamente decorada para llegar al vestíbulo de un exquisito salón de conferencias con posibilidad de acomodar de 30 a 40 personas.
La belleza del lugar había acelerado mi corazón. De pronto miro al frente y descubro el rostro de Virginia Ramírez, entonces la alegría invandió mi interior y más aún cuando a su lado estaba Irene Esquer Carbajal, mis amigas de Facebook. Junto a ellas escuchamos como algunos científicos de la Universidad de California en Davis, investigaban con cerebros de personas autistas cuyos familiares habían donado, Verónica se llamaba la conferencista española que nos contó como funcionaba aquel banco de cerebros y cómo se movía por toda América para encontrar donaciones de personas fallecidas. El cerebro donado pronto era cortado en trocitos que inmediatamente se distribuían en los diferentes laboratorios en distintos puntos de los Estados Unidos como parte de ese afán científico de buscar los secretos estructurales-anatómicos, histológicos, fisiológicos y bioquímicos que el cerebro autista va regalando en pausado cuenta gotas.
Sabemos cada día más de este mar extenso en el que apenas hemos profundizado unos centímetros, como diría Humberto Guerrero. Apenas nos hemos alejado de la playa… Apenas sabemos del autismo, apenas hemos profundizado en el autismo y eso contrasta con la soberbia con la que se levantan muchos creyendo que ya lo saben todo o casi todo. Esta época nuestra será recordada por las multitudes de ignorantes que van por las redes opinando como quien sabe más, contrastando con la humildad profunda de los que han dedicado su vida al estudio y la investigación, justo se me viene a la mente el Dr. Manual Casanova, ese gigante de la ciencia, de la neurología, de la psiquiatría, de la electrónica y no sé cuántas cosas más que a la vez es tan sencillo, humilde y abierto a escuchar aunque le estés comentando el más torpe de los disparates.
Aquí voy yo, navegando por las ramas sin asomarme siquiera al tronco de lo que quiero escribir. Así que alto ya, vamos al tema.
LA CORTEZA CEREBELOSA
El cerebelo, al igual que otras estructuras del encéfalo (lo contenido dentro del cráneo) tiene substancia gris y substancia blanca. La substancia gris forma la corteza cerebelosa (en el caso del cerebelo) y la corteza cerebral (en el caso del cerebro). La organización histológica (celular) de la corteza cerebelosa es un poco más simple que la de la corteza cerebral, posee solamente tres capas:
– Capa molecular: formada por infinidad de dendritas de las células de Purkinje y axones de las células granulares.
– Capa de las células de Purkinje: acá encontramos el cuerpo (soma o pericarión) de estas hermosas y gigantes neuronas. Son las únicas células que proyectan hacia afuera del cerebelo.
– Capa granular formada por dos grupos de interneuronas, las células granulares y las células de Golgi. Los axones de las células granuales alcanzan la capa externa de la corteza (capa molecular) y acá se dividen en dos ramas paralelas y de acá su nombre de fibras paralelas.
La corteza del cerebelo se pliega mucho, mucho más aún que lo que lo hace la corteza cerebral y eso permite que esta estructura, de apenas 150 gramos, tenga una superficie de 500 centímetros cuadrados. El cerebro, por su parte, tiene una masa de 1250 a 1400 gramos y la superficie de su corteza es de 1900 a 2300 centímetros cuadrados. Es decir que la masa del Cerebelo es, aproximadamente 11% de la masa cerebral, pero tiene corteza equivalente a un poco más del 25% de la cerebral.
AUTISMO Y CEREBELO
¿Qué se ha encontrado?
– Menor volumen en algunas áreas del Vermis y de los Hemisferios Cerebelosos.
– Menor población de células de Purkinje
– Anormalidades en neurotransmisores
– Datos sugestivos de fenómenos neuroinflamatorios
– Alrerada respuesta al estrés oxidativo
– En espectroscopía por resonancia magnética se ha encontrado menor concentración de N-acetil-aspartato indicativo de hipofunción o inmadurez neuronal (Otsuka, 1999)
– Alteraciones en la conexión funcional con el cerebro (Igelstrom, 2017), especial interés ha habido en las interconexiones de la Encrucijada Parieto-Temporal y Cerebelo.
– Otros datos.
REFERENCIAS
Allen G, Müller RA, Courcherne E. Cerebellar Function in Autism: functional magnetic resonance image activation during a simple motor task. Biologycal Psychiatry 2004; 56: 269-278.