EL PEDIATRA QUE CALCULABA.

Imagen de Geralt en Pixabay

Algunas veces para llamar la atención de los lectores se recurre a títulos que que exageran, juegan con las palabras, manipulan datos o lo que sea, el asunto es hacer que el lector se detenga y se adentre en el contenido del texto que se presenta. Hace pocos días me topé con un título que aún en este momento me cuesta creer, el contenido del texto muy bueno e interesante porque es la experiencia de vida de una persona que ama lo que hace; al final de cuentas en título resultó un gancho para mi. En honor al título de ese artículo les cuento ahora la historia del pediatra que calculaba.

La verdad, el título poco original. Al ponerlo se vino a mi mente el libro del profesor de matemáticas brasileño MALBA TAHAN cuyo nombre verdadero era JULIO CÉSAR DE MELLO Y SOUZA. Yo pensaba que era árabe, así pensaba que Baldor era también árabe por el dibujo que aparecía en la portada de su libro de álgebra, luego supe que era cubano.

De pequeño intenté entender cómo «El hombre que calculaba» había repartido los camellos, no lo logré aunque mi madre y mi padre me lo explicaro. Bien, permítanme contarles la historia de EL PEDIATRA QUE CALCULABA.

CAPÍTULO UNO o PRIMERO
Tome en cuenta que estoy poniendo «uno», concepto, número, referencia a una cantidad en un caso y en un orden en el otro. Conceptos matemáticos están en nuestra naturaleza, tenemos las estructuras neurales preparadas para ello. Incluso llegamos a la noción de cantidad y otras nociones básicas mucho antes que evolutivamente apareciese el lenguaje expresivo verbal.

Fue una necesidad matemática de llevar cuentas la que hizo que los sumerios hace 7500 años, aproximadamente, inventaran la escritura y provocasen con ello una revolución sin precedentes en la historia de la humanidad. La matemática, la necesidad de contar, de calcular, de dimensionar, de estimar, etc. nos ha hecho evolucionar. Muchas habilidades básicas de cálculo están en nuestra naturaleza, tenemos estructuras neurales específicas para ello, no es lo mismo que para escribirlas, eso si que es otra historia muy interesante.

CAPÍTULO DOS o SEGUNDO
La emergencia era una especie de mercado: llantos, sonidos de nebulizaciones, comunicaciones entre miembros del personal, explicaciones a los padres… Un tumulto de niños, padres y personal metidos en el vertiginoso ritmo que impone la solución o estabilización de las consultas al servicio de emergencia (urgencias), especialmente cuando el personal disminuye en número durante la noche, no así la frecuencia de las visitas.

Pasada la media noche -ese momento cuando desciende el frío y la oscuridad inunda todo, la gente duerme y otros cuidan su sueño- se escucha el inconfundible sonido de la sirena de una ambulancia. El joven pediatra comienza a ESTIMAR la DISTANCIA a la que se encontraba aquel vehículo que a toda prisa se dirigía a alguna de las distintas emergencias del hospital. De pronto el ruido se apaga y es obvio que el destino final era la emergencia de pediatría.
Rápidamente se moviliza a la entrada para ver como los bomberos bajan inmediatamente la camilla de un niño en muy malas condiciones, tras de ellos los angustiados padres a los que se les detiene mientras el pequeño es llevado al área que se denomina «de choque», lo que podría llamarse la «emergencia» dentro del servicio de emergencia. El lugar en donde la batalla por la vida se libra en cuestión de segundos o minutos para arrancarle a la muerte a alguien a quien ya está envolviendo en su oscuro manto.

CAPÍTULO TRES o TERCERO (para que puedan ver que sé los cardinales y ordinales)
Verifica que el patrón respiratorio del niño no es bueno, muy superficial y el pequeño se observa cianótico. Sabe que su saturación de oxígeno es menor a 87%, hizo un cálculo, una ESTIMACIÓN, trabajó con PORCENTAJES. Y en diez segundos o quince CUENTA la frecuencia cardíaca, la MULTIPLICA por cierto número (seis o cuatro) para obtener la frecuencia cardíaca por minuto.
El llenado capital es prolongado, ¿por qué lo considera prolongado? Sencillo, lo ESTIMÓ nuevamente, es un conteo para el reflush del tejido periférico en el que lo MIDIÓ.

Decide intubarle y que se consiga un acceso vascular inmediatamente.

No sabe cuánto pesa, entonces coge una cinta métrica y MIDE algunas partes del niño a toda prisa, opera una SUMA y luego una REGLA DE TRES simple, finalmente DIVIDE dentro de dos punto dos y ya tiene el peso en kilogramos porque en relación a ese peso se calculan los medicamentos.
En realidad decir PESO es una costumbre, porque en realidad es MASA. El peso tiene que ver con la FUERZA de atracción que la gravedad ejerce sobre un objeto, en tanto la masa es la CANTIDAD de materia en un cuerpo.

El Pediatra que calculaba está haciendo que su ciencia, que sus conocimientos fluyan aceleradamente porque acá no hay tiempo de ir a Google a consultar qué sigue, tampoco de hacer cada cálculo en una máquina, algunos fluyen mentalmente, otros le demandan papel y lápiz, otros la calculadora.

CAPÍTULO CUATRO O CUARTO.
Por un lado uno de los miembros del equipo busca un acceso vascular. Por el otro, el Pediatra que calculaba toma el dedo meñique del pequeño y ESTIMA el tamaño del tubo endotraqueal que necesita.

Coge con pericia el laringoscopio y visualiza bien su vía aérea, en ese momento ESTIMA que el tubo que pidió no es el apropiado para el DIÁMETRO de la vía aérea y pide otro que coloca en su punto preciso, MEDIDO mentalmente.
Comienzan a ventilarle pero su estado sigue en deterioro y presenta parada cardíaca. El monitor ya colocado marca un trazo plano… Comienzan a dar masaje cardíaco al mismo tiempo que ventilan.

El Pediatra que calculaba ordena los primeros medicamentos luego de hacer mentalmente un CÁLCULO, en realidad una MULTIPLICACIÓN del peso en kilos por otra cantidad en DECIMALES.
Afortunadamente sabe multiplicar a pesar que su carrera pareciera que le debería llevar por otros rumbos y no el camino muy recorrido de las operaciones aritméticas básicas.

Y que se sabe las tablas de multiplicar, que recuerda dosis y fórmulas de MEMORIA porque si no, este sería el final de la historia y el certificado de defunción diría: MUERTE POR DESCONOCIMIENTO DE LA MULTIPLICACIÓN POR PARTE DEL MÉDICO TRATANTE.

CAPÍTULO CINCO O QUINTO.
Van dando masaje cardíaco en una RELACIÓN que se debe mantener a pesar de la emergencia, de la situación crítica. No es cada uno a su ritmo, es con un ritmo preciso: tantos masajes por ventilación, una PROPORCIÓN.

El monitor marca que hay de nuevo latidos, pero es una arritmia peligrosa. Nuevamente el pediatra que calculaba, que para ese entonces ya había hecho el cálculo de los líquidos que perfundían por la vía periférica; un cálculo preciso porque si es poco o si es mucho provocará problemas, se agregaron ciertos miliequivalentes por litro de sodio y de potasio a aquel volumen que penetraba por una de sus venas después de las infusiones iniciales para expander volumen.

También extrajeron muestras para analíticas, diligentemente fueron llevadas al laboratorio de emergencia.
El Pediatra que calculaba hace nuevas operaciones de multiplicación y división, aplicando el algoritmo que aprendió de MEMORIA para aquella situación de vida o muerte. Administraron otros medicamentos como resultado de aquellos cálculos y finalmente el ritmo cardíaco se estabiliza.

CAPÍTULO SEIS O SEXTO
La saturación de oxígeno está bien (PORCENTAJE), se CONTABILIZA buen número de latidos por minuto, otros parámetros indican que se ha logrado estabilizar al paciente.
Los primeros resultados que llegan son los de gases arteriales. El Pediatra de calculaba hace nuevos cálculos para corregir la acidosis metabólica en la que el niño se encuentra. Aplica una fórmula que requiere de MULTIPLICACIONES, DIVISIONES, OPERACIONES COMBINADAS, RAÍZ CUADRADA y otras.

Y así va pasando el tiempo…

El paciente ha sobrevivido porque el Pediatra que calculaba sabía sumar, restar, multiplicar, dividir, hacer una regla de tres, convertir libras a kilos, convertir gramos por litro a miligramos por centímetro cúbico, etc.

CAPÍTULO SIETE o SÉPTIMO
A pesar del éxito logrado en la emergencia por el Pediatra que calculaba y su equipo, el niño pasa a la Unidad de Terapia Intensiva en donde tuvo la suerte de encontrarse con otro Pediatra que también calculaba.

– Fin de la historia –

EPÍLOGO
Sumar, restar, multiplicar, dividir, contar… no son banalidades, no son operaciones inútiles, son necesidades, para unos más que para otros. Son procedimientos que hacemos constantemente, muchas veces a lo largo del día y numerosísimas veces en nuestra vida.

Perdón, no puedo ayudar a su hijo porque no tengo calculadora… Creo que la excusa no sería válida.

En la escuela es cuestion de darle un sentido práctico, de utilidad y que disfruten mientras van aprendiendo y se divierten jugando con números.

8 Comments

  1. Definitivamente, las matemàticas están desde antes de nacer, fcf, hasta el último suspiro, y fc con fr en Cero.

    Muy buen artículo. Mientras lo leía iba imaginándome la labor del pediatra en la sala de emergencia.

    Gracias por hacernos leer!!

  2. Excelente, me gusta la elocuencia con la que mantiene despierto el interés del lector y también esa particular forma de explicarlo todo con fundamento, siempre que leo algo de lo que publica aprendo

  3. Al leer me recordó ese libro… Pero nada más real que un día en turno de emergencia de Pediatría un hospital nacional… Me transportó y me hizo recordar esos días. Gracias… Lo compartiré con mis alumnos… Gracias

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