
Allá van, felices y asustados,
corriendio por las calles polvorientes
y pateando las piedras del camino con sus pies descalzos.
Allá van, felices y a prisa,
esperando llegar con tiempo, antes del sonar de la campana.
Cruzan cercos y tomas,
atraviesan potreros y cogen senderos escondidos.
Allá van, felices y cargados de ilusiones,
con el estómado vacío y las tripas chirriando,
sin mochila, sin útiles, sin lonchera,
solamente con ganas.
Allá van, felices y decididos,
ya ordeñaron o torteraron en la madrugada,
anhelan el atol del recreo
porque al volver les espera una tarea de leña.
Allá van, felices y sin preocupación alguna,
viven el día con todas sus fuerzas,
harán los deberes a la luz de un languidecente candil
y las hojas de los cuadernos tendrán las marcas de hollín.
Allá van, a la escuela, a aprender a leer y a escribir,
a lo mejor terminen primero
o con suerte lleguen a tercero…