
Cada vez me quedo más impresionado de la complejidad y amplitud de las manifestaciones de los Trastornos del Procesamiento Sensorial. Esto ha provocado que trate de entender la magnitud de sus manifestaciones y complicaciones así como ahondar en su fisiología específica, además ha crecido mi admiración por el trabajo de quienes se dedican a este complejo aspecto de la intervención en distintos trastornos, psicopatologías y otros cuadros.
Al mismo tiempo de esa admiración que me provocan, también surge la precaución ante una tendencia de considerar todo o casi todo como manifestación de TPS y caer en una posición muy reduccionista de considerar que toda intervención debe dirigirse a los TPS, al menos en lo que al autismo se refiere.
Puede haber reacciones o conductas (porque las manifestaciones de los TPS son conductas, es decir que también las terapias específicas son terapias sobre conductas) que parecen manifestaciones de los Trastornos del Procesamiento Sensorial y que no lo son. Por ejemplo: las fobias, especialmente en las personas autistas no hablantes (no verbales)
Las fobias específicas se incluyen dentro de los Trastornos de Ansiedad. Consisten en una reacción de miedo irracional y desproporcionado a personas, cosas, espacios, etc. que de ninguna forma constituyen un verdadero peligro o real.
FISIOLOGÍA DEL MIEDO
El miedo es una reacción natural, fisiológica, propia de un ser evolucionado que implica una serie de procesos que nos preparan para asumir dos conductas:
a) Huida
b) Ataque
El tiempo, la experiencia y la instrucción al respecto nos permiten manejarlo o gestionarlo, como consecuencia de esto aprendemos a modelar nuestras respuestas frente a los estímulos que pueden desencadenarlos e incluso regularnos a nosotros mismos a pesar de tener una respuesta fisiológica muy manifiesta de reacción de miedo.
Diversas áreas cerebrales se ven involucradas en el aprendizaje y respuesta al miedo:
– Amígdala
– Corteza cingulada anterior dorsal
– Ínsula anterior
– Corteza prefrontal dorsolateral
– Región dorsal del troncoencéfalo
– Precúneo dorsal
– Hipotálamo
– Corteza somatosensorial
– Corteza motora suplementaria
– Tálamo
– Estriado ventral (Ávila Parcet, 2016)
Saber cómo estas estructuras se activan, desencadenan y regulan la respuesta al miedo es una historia compleja a la que en algún momento me referiré en otro artículo.
El tema es que la reacción de miedo contempla una serie de procesos inconscientes y conscientes. Una fisiología compleja e interesante.
FOBIAS
La definición de fobia tiene varios componentes:
a) Miedo abrumador e irracional, desproporcionado
b) Se que expresa ante situaciones, objetos, personas, animales, etc.
c) Que se acompaña de una serie de reacciones físicas y psicológicas intensas.
d) Afecta la capacidad de funcionar apropiadamente en distintos entornos.
El DSM-5 nos aporta una serie de elementos que forman parte de los criterios diagnósticos y nos ayudan a comprender de mejor forma estos cuadros. No copio el criterio completo sino una idea del mismo, para conocer el criterio exacto recomiendo al lector ir a la fuente.
a) En niños puede expresarse con llanto, rabietas, quedarse paralizado, aferrarse y agregaría evitación-huida.
b) El objeto o situación fóbica provoca una respuesta inmediata.
c) El objeto o situación fóbica tiende a evitarse.
d) La respuesta es desproporcionada.
e) Es persistente (al menos seis meses)
f) Causa malestar significativo y deterioro en el funcionamiento de la persona.
g) Las manifestaciones no son explicadas por otro diagnóstico.
¿POR QUÉ OCURREN?
Pueden ocurrir por varias posibilidades:
1. Experiencias negativas
2. Cuestiones genéticas
3. Aprendidas por influencia del ambiente
4. Como consecuencia de cambios en el funcionamiento cerebral (Mayo Clinic)
EL PROBLEMA EN AUTISMO NO HABLANTE Y OTRAS DISCAPACIDADES CON LIMITACIONES EN LA EXPRESIÓN (VERBAL O NO VERBAL)
El problema fundamental es su identificación y esto conduce a la falta de tratamiento apropiado (Lydon, 2015).
El miedo es una respuesta fisiológica, normal, como expliqué antes, pero si este se vuelve repetitivo o si se gestiona inapropiadamente, puede causar respuestas maladaptativas que se transformen en extremas o irracionales en su naturaleza o expresión (APA, 2014) es el momento en el que el miedo se convierte en una fobia. Muchas respuestas que observamos en nuestros hijos y que pueden ser interpretadas como TPS, deben ser adecuadamente observadas (estudiadas) a fin de determinar si aquello es o no una fobia específica.
CONCLUSIÓN
La mejor alternativa es el trabajo en equipo. La ayuda y visión desde distintas perspectivas siempre beneficia al paciente. Esto nos muestra que no se puede prescindir del psicólogo como algunas veces hemos leído o escuchado.
Y vuelvo a algo que he comentado con anterioridad: no todos es TPS.
BIBLIOGRAFÍA
American Psychiatric Association. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5 Editorial Médica Panamericana, España, 2014.
Ávila-Parcet A, Fullana-Rivas MA. El miedo en el cerebro humano. Mente y cerebro 2016; 78: 50-51.
Lydon S, Healy O, O’Callaghan O, Mulhern T, Holloway J. A Systematic Review of the Treatment of Fears and Phobias Among Children with Autism Spectrum Disorders. Journal of Autism and Developmental Disorders 2015; 2(2): 141-154.
Mayo Clinic. Boletín de Noticias.