AQUÍ ESTÁ SU AGUA.
Fui a trabajar a una comunidad, llegué en domingo y después de recibirme me instalaron en una habitación de lo que ellos llamaban «El Convento». En realidad eran dos cuartitos construidos al lado de la capilla que tenían en la aldea.
Frente al cuarto estaba la cocina y me la mostraron también al mismo tiempo que me entregaban una cubeta plástica llena de agua y me decían: AQUÍ ESTÁ SU AGUA. ¿Para cuántos días? fue mi pregunta y la respuesta espontánea dada con toda naturalidad fue: para toda la semana.
La cocina era un rancho de lámina con paredes de bajareque (palitos entrelazados). A la mañana siguiente me levanté y me cepillé los dientes gastando menos de medio vaso de agua. Luego me comencé a desvestir para «bañarme», pues si así se podía llamar aquello. En realidad estaba de rodillas en el suelo porque si me ponía de pie quedaba expuesto a las personas que pasaran por el frente de la capilla (en el centro de la aldea).Mojaba mi mano y la pasaba por mi cuerpo, el error fue usar jabón… Terrible idea porque consumí casi la mitad de mi agua para quitármelo. Si ya el agua me parecía poca, ahora tenía un poco más de la mitad para el resto del tiempo (era el agua para tomar, para mi aseo y para todo, no había más).
Así que dejé de bañarme por el resto de los días y mi olor poco a poco se fue identificando con el de los campesinos con quienes trabajaba. A los dos días olía igual que ellos o a lo mejor a ellos les molestaba mi desagradable olor.
Nunca valoré tanto el agua. Al visitar una casa me ofrecían agua para tomar: era un tesoro, era un regalo generoso.
El agua alcanzó para toda la semana y se dio el milagro de la multiplicación del agua.
DEDICADO A TI QUE DEJÁS EL CHORRO ABIERTO MIENTRAS TE CEPILLAS LOS DIENTES O TE DUCHAS POR MEDIA HORA… Hay gente que tiene una cubeta o menos. ¡A ver si valoramos lo que tenemos y que Dios nos da en la naturaleza!
Para algunos humanos el agua es un artículo de lujo.
carlosorellanaayala 