Al cerebro llega información sensorial que interpreta e integra con información de otras modalidades sensoriales además de impregnarla de elementos emocionales y de la memoria…Hasta este punto la cuestión suena mucha más compleja que sentir y percibir.
Un proceso complejo.
Por lógica vendría una respuesta a todo ello de acuerdo a los estímulos recibidos. Pero no siempre es así, no siempre el cerebro responde como debe responder, a veces responder como «quiere» responder.
Veo que este tema de los trastornos del procesamiento sensorial es sumamente complejo, no resulta tan fácil de clarificar y abordar. Para resolver la problemática relacionada se requiere trabajar sobre sensaciones, percepciones, recuerdos y emociones, además de los elementos «voluntad, libertad e Inteligencia».
Cuando Daniel dijo: «lo estamos haciendo de la manera equivocada» (o algo así) refiriéndose a la forma en la que hemos abordado al Autismo, pienso ahora que tenía razón en buena parte. Lo estamos haciendo de la manera «equivocada» quiero interpretarlo como no del todo correcta porque no entendemos cuál es esa forma correcta, al menos con lo que en este momento sabemos.
El ser humano no basa toda su dinámica conductual expresada y no expresada en sentir y percibir. Hay muchos otros elementos que se incorporan y además dos elementos sin explicación neurofisiológica y que faltaron al conductismo: INTELIGENCIA, VOLUNTAD y LIBERTAD. Sin esos tres elementos nuestra conducta expresada y no expresada (ambas son conductas) sería pura respuesta instintiva.

Necesitamos aprender más, saber más, profundizar en los misterios del cerebro. Contemplar la inmensidad de conocimientos que tenemos por delante pero, parafraseando a Humberto, que no sea solamente a dos centímetros de profundidad.
Parece ser que para ir haciendo las cosas de forma correcta tenemos que dejar la superficialidad y entender que trabajar con seres humanos demanda de nosotros reconocer su amplísima complejidad y maravillosa y sorprendente simplicidad, la paradoja del hombre.