
Siempre que pensamos en inclusión entran en consideración aspectos relacionados con el currículo, especialmente competencias, contenidos curriculares y metodología de la instrucción y/o evaluación. Pero eso no es todo lo que implica la inclusión, hacer el currículo accesible a la población autista no afecta solamente esos aspectos técnicos-pedagógicos, abarca elementos de tipo antropológico que generalmente dejamos de lado ignorando su impacto y condenando al proceso de adecuación curricular, cuando este se necesita, y a la inclusión escolar en general al fracaso o a obtener resultados parciales que no resultan ser del todo satisfactorios. Ese elemento antropológico tan importante es lo que se denomina “La cultura del aula”.
¿QUÉ ES CULTURA?
D.L. Cairns afirma que “no hay un concepto homogéneo de cultura, que no hay una definición lo suficientemente operativa y resulta en una concepción estática y que pretende homogenizar a conglomerados heterogéneos.” Podemos definir cultura como conjunto de conocimientos, modos de vida, costumbres de una comunidad y sus manifestaciones específicas.
¿QUÉ ES CULTURA DEL AULA?
El ser humano es un individuo social inmerso en un entorno cultural. La interacción de su naturaleza propia con el entorno cultura determinan su actuar adaptado, la forma en la que asimila la información, las emociones y la interacción con los otros. El aula es un contexto cultural heterogéneo que poco a poco se homogeniza en algunos de sus aspectos, pero no todos.
Mucha de la cultura del aula resulta ser la expresión de los distintos trasfondos culturales de los que proceden los elementos constitutivos de esa micro-comunidad escolar y que encajan dentro del contexto propio que ofrece el aula, algunos elementos se conservan, otros se inhiben y otros se suprimen haciendo del aula un elemento dinámico, cambiante, producto de la sumatoria de los aportes de cada uno y reguladas por la normativa propia adoptada o por la que el reglamento escolar determine. Los centros escolares representan en la actualidad un entorno “plural” (Pellicer Palacín)
El aula está plena de elementos verbales y no verbales, costumbres, tradiciones, formas de proceder y de reaccionar, reglas, principios, procedimientos, etc. que pueden resultar difíciles de comprender para una persona autista y condicionar que ocurra adaptación no apropiada al contexto y se exprese como disfunción en distintos niveles: académico, social o conductual.
La movilidad, inmigración y otros fenómenos han contribuido a hacer más heterogénea nuestra sociedad en general y como reflejo de ello el aula se convierte en un entorno social heterogéneo al que llega un estudiante procedente de un contexto social determinado (su familia e interacciones próximas) y queda inmerso de pronto en algo que es en parte o completamente diferente al contexto en el cual está acostumbrado a desenvolverse y requiere de la adquisición o desarrollo de habilidades adaptativas que representan un reto mayor que para otros individuos que no son autistas.
El currículo escolar suele contemplar elementos adaptativos culturales, pero para su adaptación a la discapacidad de cualquier tipo se requiere la individualización del mismo de acuerdo a las necesidades que se presenten. El trabajo del profesor realizando adaptaciones no regladas pero necesarias de acuerdo a la composición del aula, es demandante; con esto me refiero a como el profesor adapta la metodología de instrucción y evaluación de acuerdo al grupo con el que trabaja, si sobre esto se agrega la adaptación o adecuación requerida por las necesidades particulares de alumnos autistas, por ejemplo, esa demanda alta ya de por si existente, tiende a hacerse mayor y se corre el riesgo de llevar todo a su punto de quiebre, eso si solamente contemplamos las adaptaciones o adecuaciones curriculares, sobre ellas se agregan las de la cultura propia del aula. Esto, si no funciona apropiadamente, puede conducir a ubicar al alumno autista en cualquiera de los siguientes estamentos independientemente que las certificaciones o documentaciones oficiales digan que está formalmente incluido:
- Integrado
- Segregado
- Excluido-marginado
CONSTRUIR LA CULTURA EN EL AULA
Puede recurrirse a distintas estrategias:
- Apropiarse del espacio, es decir que cada uno sienta aquello como propio y personal dando oportunidad de disponer el espacio para que sea cómodo a todos, acogedor e identificado con cada uno
- Involucrar a todos en diferentes niveles y aspectos, asignación de roles
- Instruir en la equidad y no en la igualdad
- Reconocer el papel que cada uno jugamos y como las diferencias contribuyen a nuestra riqueza como grupo
- Conocer el bagaje cultural de cada uno y hacerlo manifiesto a otros a través de compartir vivencias, alimentos, costumbres, etc. Debe haber momentos del día dedicados a profundizar en el conocimiento de los otros
- Seleccionar símbolos propios y hacer visibles los que nos identifican con el resto de la comunidad educativa, es decir señalar la individualidad y peculiaridades del grupo pero reconociendo su pertenencia a una comunidad mayor.
- Específicamente en relación a la persona autista resulta importante el respeto de su espacio y la comprensión de su forma de responder ante diferentes estímulos así como de interpretar lo que pueda ocurrir dentro del grupo escolar al que pertenece.
CONCLUSIÓN
No es solamente el currículo lo que requiere ser adecuado para los procesos de inclusión, también lo es el contexto y de esto solemos olvidarnos.
Tengo la sensación de con lo que he escrito no he logrado abordar el tema, pero me quedo con la sensación agradable de provocar el pensar en otro aspecto de la inclusión escolar más allá del currículo.
BIBLIOGRAFÍA
Cairns, DL. El concepto de cultura en el aula. En Educación y Antropología II. Consultado el 13 de julio del 2019 en http://www.equiponaya.com.ar/educacion/htm/articulos/cairns.htm
Pellecer Palacín, M. La diversidad cultural en el aula: un reto, una oportunidad. Consultado el 13 de julio del 2019 en https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/19/19_0699.pdf
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