El Dr. Eddy Rivas me hacía un comentario en relación a que no es responsabilidad exclusiva de los antivacuna la situación actual de cobertura de vacunación. Además invitaba a iniciar con la revisión del propio estado de vacunación y el de nuestros hijos. Recomendaciones muy válidas y certeras.
La realidad es que enfrentar este tipo de situaciones es una responsabilidad solidaria en la que todos debemos participar.

¿QUÉ RAZONES SE HAN DADO PARA ESTE BROTE EN EUROPA Y ESTADOS UNIDOS?
Efectivamente se da mucha irresponsabilidad de los gobiernos en este tema. Hace unos pocos años el gobierno de Guatemala mostró el poco interés que tienen los políticos en la salud preventiva y el poco valor que sienten por nuestros niños, una situación que nos puso en riesgo extremo de brotes y epidemias.
Ahora bien, este no es el caso de Estados Unidos y los países europeos que se han visto afectados. En esos lugares se ha verificado que hay descuido y negación a la vacunación por parte de los padres como uno de los efectos directos de las campañas antivacuna.
Sorprende que países como Portugal, Italia, Francia, etc. tengan más casos de sarampión y muertes por sarampión que naciones en vías de desarrollo como Guatemala, Haití o Bolivia.
También el descuido propio en mantener actualizado el esquema de vacunación propio y el de nuestros hijos. Tener los carné al día y que los mismos sean revisados por nuestro médico tratante.
OTRA RAZÓN ES EL ÉXITO MISMO DE LAS VACUNAS
Los médicos que vimos y tratamos pacientes con Poliomielitis, Sarampión, Difteria, Tosferina, diversas enfermedades por Haemophilus influenzae o Neisseria meningitidis ya estamos cerca de la edad de retiro, los médicos jóvenes leen de estas enfermedades como historias del pasado. No se controlaron por arte de magia, se controlaron gracias a las campañas de vacunación que muchos países desarrollaron. La gente ya no las ve, ya no escucha que alguien murió de eso o quedó con graves secuelas, entonces piensan que no son reales, que no existen.
Los médicos de mi generación vivimos la última epidemia de sarampión en Guatemala. En septiembre del año 1989 se supo de numerosos casos de la enfermedad en El Salvador en donde provocó la muerte de 400 niños. En enero de 1990 los medios periodísticos informaron de la muerte de 21 niños en el Departamento de Totonicapán (occidente de Guatemala), poco después el reporte llegó a 120. Para finales del mes de enero el gobierno informaba de 2,400 casos de sarampión en todo el país y 200 fallecidos. Para ese momento era evidente que las jornadas de vacunación no eran suficientes y a finales de febrero un brote en una escuela pública de Fraijanes afectó a 200 niños de esa comunidad escolar y el reporte de 12 fallecidos en el occidental departamento de San Marcos fronterizo con Chiapas, México ( Fuente Prensa Libre) La historia no terminó en ese punto, lamentamos la muerte de miles de niños guatemaltecos, un porcentaje alto siendo una epidemia de alta letalidad debido al estado nutricional de la mayoría de los infectados.
Dentro de lo posible y todas las limitaciones que se dan en nuestro medio, se ha logrado tener cobertura con vacunas. Además recientemente hubo éxito en el manejo de un caso importado, los procedimientos aplicados y el cordón sanitario implementado permitieron el control sin que hubiese ningún caso adicional. Algo muy meritorio y que no han logrado países con más recursos.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
A lo mejor si se declara a la vacunación como un DERECHO DE LOS NIÑOS nos evitamos líos con los antivacuna y con los gobiernos no responsables con brindar cobertura adecuada, todos sentiríamos la obligatoriedad de respetar ese derecho.
Otros países han recurrido a procedimientos de vacunación forzosa que no sé si sea la forma de proceder apropiada. Algunos otros los exigen para la inscripción a centros escolares, guarderías o beneficiarse de programas de sus gobiernos locales y nacionales, etc.
Lo importante es crear conciencia de la importancia que esta medida de salud preventiva tiene y que no estamos hablando de simples enfermedades, son cuadros muy complejos y potencialmente mortales.
Para nosotros esto es más importante aún en tanto no resolvamos los precarios indicadores nutricionales de nuestra población infantil. Nuestros niños son más vulnerables. Nosotros necesitamos medidas enérgicas y decididas. También necesitamos un empeño sostenido para desalojar a los políticos irresponsables de los cargos de gobierno y colocar en ellos a verdaderos estadistas que nos guíen por el camino de construir una nación próspera, con mejores oportunidades para todos y mejor calidad de vida.
Y claro, atender a la recomendación del Dr. Rivas: comenzar por revisar nuestro estado de vacunación y el de nuestros hijos.