INCLUSIÓN ESCOLAR.

La inclusión escolar demanda de recursos (humanos y materiales), eso es innegable. Se requiere de espacios físicos bien acondicionados, materiales didácticos especiales, etc. Y de personal capacitado para atender a las minorías y a las diferencias tratando a todos con el cuidado que merece todo ser humano, con igualdad-equidad de oportunidades.

Pero los recursos no son necesariamente el limitante para la inclusión escolar. Tantas escuelas que disponen de todo lo necesario para ser inclusivas y se cierran a esa posibilidad. Entonces uno llega a la conclusión que el requisito principal es que el corazón lo quiera, que se quiera hacer, que se tengan las ganas de proceder a ello.

En Tecuaco una escuela dirigida por Enma García puede compartirnos muchas experiencias exitosas de inclusión escolar. Recuerdo todavía cuando me contó que había aprendido lenguaje de señas para poder atender a un niño sordo que había llegado a inscribirse.
Y también me deleito con los relatos de Eliisa Mazariegos que inició con la experiencia de inclusión en las aulas y ahora la lleva a talleres prácticos para el aprendizaje de un oficio.
Ambas docentes trabajan en el sector público guatemalteco, en escuelas de un país en vías de desarrollo que asigna limitados recursos a la educación. Enma trabaja en área rural y Eliisa en área urbana.

Quererlo es el primer requisito. Algunas veces no se requiere de otro.

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