La «inclusión escolar» resulta tan difícil de definir que se le considera un concepto cambiante, en evolución. Esto puede significa dos cosas: que no tenemos idea exacta de lo que queremos expresar con el concepto (lado negativo) o que el concepto evoluciona con la apertura de la sociedad y su transformación en una sociedad inclusiva (lado positivo). A veces me da la impresión que es el lado negativo el dominante, lamentablemente.
Conocer el modelo de escuela inclusiva perfecto permitiría replicar su estructura, programas y metodologías en otros entornos, así que encontrarla es un asunto muy importante.

Necesitaba una escuela en la que todos fuesen tratados por igual y con equidad, las dos cosas al mismo tiempo y sin que una impere sobre la otra para así tener un modelo en el que siempre se proceda en justicia. Una escuela abierta a la posibilidad de cambio, dinámica, sin estructuras rígidas capaz de anteponer el interés de la persona individual al cumplimiento de un programa rígido y estático. Una escuela en la que la diferencia es natural y se le considera un valor que enriquece. En resumen, una escuela con cerebro y con corazón funcionando al unísono.
Es probable que mi búsqueda por el modelo perfecto me impidiese ver a mi alrededor y descubrir modelos que están funcionando y transformándose cada día. A esto me ayudó mi amiga Ma Fer Digu (de México) quien hizo un comentario muy claro que me ayudó a abrir los ojos.
Las escuelas más inclusivas, los modelos más inclusivos, son las escuelas de EDUCACIÓN ESPECIAL, esas que algunos gobiernos quieren cerrar por sugerencia de instituciones que recomiendan la extinción de cualquier otro modelo que no sea la escuela regular «inclusiva».
¿Por qué digo esto?
- En la escuela de Educación Especial las diferencias no cuentan, todos son diferentes y han vivido su vida tratados como diferentes. En esta escuela encuentran el espacio de aceptación que la sociedad no es capaz de ofrecerles y menos el modelo de escuela regular.
- En la Escuela de Educación Especial si los chicos no aprenden algo hoy lo aprenderán mañana, o pasado mañana o cuando se pueda. Y eso será enseñado con paciencia, con un método o con otros de acuerdo a sus necesidades.
- En la Escuela de Educación Especial el ritmo que se impone es el propio. No se convierten nuestros niños en un producto masivo o en serie, no hay metas académicas masificadas, vas con tu plan.
- En la Escuela de Educación Especial le cuentan a tus padres tus dificultades pero tienen un plan para abordarlas o piden ayuda oportuna. Tu libreta o expediente personal brilla con tus logros por más «atrasado» que estés en cualquier aspecto que se evalúe. Se celebran esos pequeños logros.
- En la Escuela de Educación Especial no hay grados, hay niveles. Cada quien madura conforme a su propio tiempo.
- En la Escuela de Educación Especial no hay malos y buenos alumnos, hay quienes logran las metas y a quienes hay que ayudarles.
- En la Escuela de Educación Especial no te masificas, tus grupos son pequeños, siempre cuentas, no quedas excluido. Si hay un partido de futbol todos juegan porque si no sería imposible armar el equipo.
- Etcétera muy largo.
Así que antes de cerrar las Escuelas de Educación Especial que parece ser ya la decisión tomada por la mayoría, aunque yo claramente me he expresado en contra, mejor miremos al modelo que muchas de ellas nos proponen (no todas, claro está, hay algunas que no funcionan) y consideremos la posibilidad de implementar ese modelo inclusivo en las escuelas regulares para beneficiar a todos.
Excelente artículo, no soy pedagoga, pero leo con frecuencia artículos destinados a este tipo de personas personas con condiciones especiales. Estaré pendiente en caso de que vuelvan a escribir a cerca de estos temas, que aunque muchos evaden por distintos motivos, saben lo importantes que son. Gracias.
Muchas gracias por leer el artículo.
Que importante es está reflexión, y necesaria, hay que leer menos libros que hablan de inclusión, de discapacidad….. Y mejor sentir, vivir con la personas, quererlas como son eso es inclusión.
He trabajado en un colegio de educación especial de auxiliar ( por cierto colectivo que existe), y en ordinario con aula Tea y peques en comedor, patios, relajación, ….un tiempo muy importante, del que apenas nos preocupamos.
Mi experiencia, desgraciadamente y con sinceridad, es que nos queda mucho en los colegios ordinarios, yo personalmente siento el rechazo y la dificultades para poder realizar bien mi trabajo, me dejó la piel para que los niños estén bien, pero no podéis imaginar lo que tengo que luchar y pelear, para que se entienda, y lo siento sobretodo por mis niños y esos padres que necesitan normalizar en la medida de lo posible
Cuando me preguntan si la inclusión es posible?
Yo les respondo
Preguntatelo a ti mismo, si tú quieres que sea, y que estás dispuesto hacer tu
Muchas gracias Charo.
Excelente artículo, lo felicito por exponerlo de esa manera tan gráfica y con corazón, solo los que somos padres de un niño con capacidad diferentes podemos llorar con este tipo de artículos y veo que además de su profesión en neurología pediatrica también es su vocación, mis felicitaciones para usted
Muchas gracias por su comentario. Lo valoro mucho.